• Cortina de Humo / Francisco Leal

miércoles, 24 de julio de 2013

el autor como marca: la verdad sobre el caso robert galbraith (más conocido como j. k. rowling)



Las reacciones y el impacto en ventas que provocó la noticia de que la escritora británica J. K. Rowling había publicado la novela policíaca The Cuckoo’s Calling bajo el seudónimo de Robert Galbraith pone en evidencia la importancia del autor como marca. Esta novela cuyo autor fue presentado en su momento como un ex investigador de la Royal Military Police salió al mercado el 18 de abril de 2013, hasta el pasado domingo 14 de julio había registrado un volumen de ventas modesto y había tenido una acogida más bien positiva entre ciertos reseñistas y comentaristas de libros. The Cuckoo’s Calling supuestamente era la opera prima de Galbraith y fue publicada por el sello Sphere de la filial británica de Little, Brown Book Group —el mismo grupo que a finales de septiembre de 2012 publicó The Casual Vacancy, la primera novela para adultos de Rowling—.



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Una vez se supo a través de una presunta filtración del abogado Chris Gossage de la firma Russells Solicitors que detrás del desconocido Robert Galbraith se escondía J. K. Rowling las ventas de The Cuckoo’s Calling se dispararon, coincidiendo justo con la víspera del lanzamiento de la edición de bolsillo de The Casual Vacancy —que salió al mercado el pasado jueves 18 de julio—. ¿Se trata de una metida de pata debido a la indiscreción de un abogado de la firma de la que Rowling es clienta que habló más de la cuenta con la mejor amiga de su esposa —que fue quien difundió la información vía Twitter— o de una estudiada jugada de marketing que orquestaron conjuntamente la autora, su agencia literaria —que también decía representar a Galbraith— y Little, Brown Book Group? Si vamos más allá de lo meramente anecdótico, la respuesta a esta pregunta importa poco. Lo realmente importante en toda esta historia es lo que tiene que ver con la trayectoria que siguieron las ventas de The Cuckoo’s Calling después de que Rowling, su agencia literaria y su editor confirmaron que en efecto la autora de la saga de Harry Potter y Galbraith eran la misma persona.

Entre el 18 de abril y el pasado 14 de julio Little, Brown Book Group había vendido 1.500 ejemplares de The Cuckoo’s Calling en el Reino Unido. A raíz de la revelación de que la autora de The Cuckoo’s Calling era Rowling la editorial tuvo que mandar a imprimir 140.000 ejemplares de la novela para responder a los pedidos de los puntos de venta británicos, que rápidamente habían agotado sus existencias y que debían atender la demanda de su clientela. Como en el mundo digital no aplican los principios de la economía de la escasez que rigen la producción, la distribución y la comercialización de mercancías físicas, quienes no pudieran hacerse con un ejemplar en papel de The Cuckoo’s Calling mientras tanto podían comprar en cualquier momento la versión digital de la novela —que según informa Digital Book World, fue el e-book más vendido en Estados Unidos en la semana del lunes 15 al domingo 21 de julio pasados—. Ayer The Bookseller reportó que a partir del domingo 14 de julio las ventas de The Cuckoo’s Calling en el Reino Unido se dispararon un 41.000%.

La fidelidad a Rowling y la curiosidad con respecto a su nuevo libro pudo haber llevado a muchos lectores a comprar The Cuckoo’s Calling cuando se reveló la verdadera identidad de su autora. Rowling parece ser una marca lo suficientemente potente como para vender cualquier producto editorial que lleve su firma independientemente del género al que pertenezca. La firma de J. K. Rowling en sí misma ya es un argumento de venta. ¿Cuántos autores —independientemente de los géneros de los que se ocupe su obra y de la factura de ésta— quisieran que su marca fuera así de potente y que su firma tuviera este poder? Supongo que cuando un autor publica lo que escribe es porque quiere que su obra se venda, circule y se lea tanto como sea posible —y me imagino que el orden de prioridad con respecto a estos tres elementos puede variar de un caso a otro—. Por otro lado, está claro que para muchos lectores el nombre del autor es no sólo la vía más fácil para buscar, encontrar o descubrir un libro sino también un criterio central en el proceso de selección de sus lecturas.

¿Por quién vendrán firmadas las próximas ediciones de The Cuckoo’s Calling, por Robert Galbraith o por J. K. Rowling? ¿The Cuckoo’s Calling conservará la firma de Robert Galbraith y para asegurarse un gancho comercial la editorial aclarará de alguna manera que detrás de este nombre se esconde J. K. Rowling, tal y como hace Alfaguara cuando anuncia mediante una pegatina que pone en las portadas de sus novelas que ‘Benjamin Black es John Banville’?

Si alguien quiere interrogar a la autora con respecto a la verdadera historia detrás de The Cuckoo’s Calling, de momento tendrá que esperar porque en el espacio de la página Web de la editorial dedicado a la novela se anuncia que ‘J.K. Rowling will not be available for interview’.

Con respecto a este tema recomiendo leer el artículo “Ten Lessons Learned from the Outing of J.K. Rowling as the Author of The Cuckoo’s Calling, que fue publicado ayer en Digital Book World.

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